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Mazas de malabares caseras con botellas

Mazas malabares caseras con botellas

Las mazas con botellas no son tan resistentes ni tienen un acabado tan “profesional” como las de radiografías, pero son más fáciles de construir . Nosotros hemos usado botellas de 33 cl de “coca-cola” y otras de litro de “no-se-que-zumo”, pero sólo son ejemplos. Seguro que buscando encontrareis alguna botella a vuestro gusto.

Cómo hacer mazas de malabares con botellas

Material necesario para cada maza: Palo de madera de 50cm y 1,2cm de diámetro (aprox). Una botella de plástico. Trozo de cámara de bicicleta o moto. Tubo de goma (25 mm de diámetro aprox). Goma más gruesa que la cámara. Cinta aislante. Tope de goma (tipo pata de silla). Arandela (algo pesadilla). Tornillo.
Nosotros hemos decorado la botella antes de comenzar, pero lo puedes dejar para lo último si quieres. Luego se hace un agujero en el centro del tapón de la botella para que pase la varilla de madera ajustada.
Cortamos una serie de círculos de goma y los atravesamos con el tornillo. Servirán para proteger la punta de la maza de las caídas.
Colocamos la arandela en el tornillo para que nos quede debajo de las gomas de protección. Es un contrapeso para que le de un buen giro a la maza. Atornillar a la madera atravesando la botella justo por el centro. Prueba con varios tamaños de arandelas.
Antes de poner la el tubo de goma, colocamos unas tiras de la cámara de bicicleta y las ajustamos con cinta. El tubo debe pasar con cierta dificultad, para que quede fuerte. Un buen truco para introducir el tubo es lubricándolo con lavavajillas. Entrará bien y al secar quedara fuerte. Esto sirve para que la goma esté sujeta sólo en los extremos. En la parte central del mango nos queda un hueco bajo el tubo y eso va muy bien para suavizar los golpes de la maza sobre nuestra mano. También se podía haber hecho con una madera de la misma medida que el diámetro interior del tubo de goma, pero los golpes de maza nos dolerían en las manos.
Ahora rematamos el extremo con el tapón de goma.
Y finalmente encintamos la botella al mango para que nada se mueva. Nota que es mejor empezar por la botella y acabar en el mango que al revés. Y… ¡terminado!